España ha vivido en los últimos 40 años un incremento del reparto de comida a domicilio. Tras la covid-19, este cambio de hábitos se ha intensificado. Por eso, el Ayuntamiento de Zaragoza regulará la normativa referente a la actividad de las ‘dark kitchen’, un concepto de cocina industrial no abierta al público. Lo hará para no generar ningún inconveniente en los entornos residenciales y en el centro de la ciudad. Y es que, por lo general, estos espacios suelen ser locales de planta baja destinados a la producción y distribución de comida, que funcionan junto con otras ‘dark stores’. La medida afectará también a estos almacenes, que sirven como un punto de reparto últra rápido para suministrar tanto a domicilio como a otros negocios.
Esta iniciativa del área de Urbanismo no responde de manera directa a quejas de vecinos si no que nace a partir del ejemplo de grandes ciudades como Barcelona, donde se han expulsado del centro, o en Madrid, donde se ha regulado parcialmente su actividad.
Los problemas que provocan estas actividades se centran en la cantidad de vehículos que acuden a estos negocios; los humos, olores, ruidos y riesgo de incendio de las cocinas instaladas en planta baja y con actividad desproporcionada; el peligro de la expansión y primacía de estos locales en favor de la vida comercial de los barrios y el posible conflicto con los comercios tradicionales de proximidad.
De esta forma, con la propuesta de modificación aislada número 193 del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el Consistorio quiere adelantarse al problema y proteger a los vecinos a la par que se garantiza la actividad económica y los nuevos modelos de distribución y consumo hacia los que se encaminan las ciudades. Así, se especificará cuándo las cocinas profesionales y los almacenes pueden considerarse compatibles con las viviendas y áreas residenciales y cuándo deben situarse en zonas productivas como los polígonos.
La propuesta plantea que las cocinas fantasma podrán situarse en zonas urbanas con uso dominante residencial cuando se integren en planta baja, sin sobrepasar los 100 metros cuadrados, con acceso directo desde una calle que no sea peatonal y con anchura mínima de 12 metros sin poder situarse dos en la misma calle en distancia inferior a 100 metros e incluyendo zonas de espera para repartidores que estén separadas de las áreas de manipulación de alimentos.
Por su parte, los almacenes o tiendas fantasma podrán estar en zona residencial si están en locales de planta baja, con una superficie máxima de 300 metros cuadrados y con zonas de vehículos de repartos que no ocupen ni más de 10 metros cuadrados ni más del 10% de la superficie construida del local.
Los establecimientos ya instalados en la ciudad tendrán un plazo de un año desde la entrada en vigor de esta modificación y se exigirá la adaptación si efectúan obras de reforma o ampliación del local.
Cualquier tipo de tienda puede tener hoy una dark store. Si quieres encontrar un local que se adapte a estas exigencias para abrir la tuya no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo. Desde GTI Zaragoza estaremos encantados de ayudarte.
